Por su situación, elevación y facilidad de acceso, la cima de La Viorna es un lugar óptimo para abarcar de una sola mirada todo el Valle de Liébana y el macizo Oriental de Picos de Europa, motivo por el cual se ha convertido en una excursión muy habitual. La cima es también campo de despegue para parapentistas, así que no es difícil que veamos pasar alguno delante de nuestros ojos mientras contemplamos el soberbio panorama.
La Sierra de la Viorna separa los valles de Valdebaró y Cereceda. A pesar de que su cúspide es el Alto de San Martín, que llega a los 1157 metros, la protagonista es una cumbre secundaria, casi cien metros más baja. ¿El motivo? Una gigantesca cruz blanca visible desde Potes que ha dado nombre a la montaña.
Según cuenta la leyenda, la cruz se levanta en el lugar desde el que el Beato de Liébana lanzó su cayado para decidir el lugar donde se quedaría a vivir y donde, a la postre, se levantaría el monasterio de Santo Toribio. La gigantesca cruz de hormigón que se ve hoy —doce metros de altura y una envergadura de cinco— se construyó en 1948 para sustituir a otra de madera que instalaron las tropas franquistas cuando entraron en la comarca y que, a su vez, había sustituido a la original, derribada por los milicianos. En 2011 la actual cruz fue remozada completamente y se la dotó de placas solares y luces que la iluminan durante la noche.